Siempre he sido de los que aman más a los animales que a las personas. No sé, me dirán que soy extraño, pero siento que en ellos no hay maldad, sino amor incondicional y un sinfín de cosas buenas para dar. Es por esto que cuando me dijeron que Cala, mi perrita de 8 años, tenía que ser operada de emergencia, todo se desvaneció en mi mundo. No sabía cómo hacer para costear la cirugía, y fue ahí cuando escuché hablar de los préstamos online que se pedían por Internet.
Mi perra, una poodle blanca, tenía días sintiéndose mal. No quería comer, no bebía agua. Solo dormía y sollozaba todo el día. Me di cuenta de que algo estaba mal, porque siempre ha sido muy activa y juguetona. La llevé al veterinario y, luego de varios análisis y pruebas, le diagnosticaron una grave afección renal que debía intervenirse lo más pronto posible. Yo me desesperé porque todos mis ahorros los había invertido meses antes en un proyecto personal. Me dediqué durante dos días a leer sobre los préstamos en línea y a saber todo lo necesario.
Tomé el riesgo en ese momento y me decidí a solicitar un préstamo online de manera casi inmediata, pues un par de horas luego de que realicé la solicitud, ya estaban aprobando la cirugía de Cala. Sólo tuve que suministrar un par de datos de rigor y en cuestión de minutos el dinero requerido estaba abonado en mi cuenta.
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